El capitalismo global en crisis
L
a ca
m
paña electoral
,
ya co
m
enzada
,
para las presidenciales en
EE.UU
.
dan ocasión a exa
m
inar la visión que tienen de la actual
situación socioeconó
m
ica
m
undial las fuerzas que se erigieron
en garantes y defensoras del orden internacional imperante.
Parece evidente que los competidores por la presidencia nor-
tea
m
ericana y los sectores econó
m
icos que los apoyan no son
conscientes de que el siste
m
a capitalista global es poco sólido
e insostenible
;
todo parece indicar que los centros del do
m
inio
capitalista mundial no se dan cuenta de que, en realidad, ese
siste
m
a se está desintegrando, como lo muestra la evolución
de la crisis financiera global.
E
l siste
m
a capitalista global
,
que fue la causa de la gran pros
-
peridad de ese país
,
se es viniendo abajo en la últi
m
a década
.
E
l actual declive del
m
ercado burtil de
E
stados
U
nidos es lo
un sínto
m
a
,
y ade
m
ás tardío
,
de los proble
m
as
m
ás profundos
que aquejan a la econo
m
ía
m
undial
. A
lgunos
m
ercados bursá
-
tiles asiáticos han sufrido desplo
m
es más graves que la crisis
de
1929
. A
ese desplo
m
e financiero le siguió un desplo
m
e eco
-
m
ico
. T
a
m
bién
R
usia experi
m
entó una crisis financiera total
que está teniendo incalculables consecuencias humanas y
políticas. Y el contagio también se ha propagado a América
L
atina
. T
odas esas zonas
,
junto con
EE.UU
., Europa, Japón...
for
m
an parte del siste
m
a capitalista global
,
que se caracteriza
no sólo por el libre co
m
ercio sino ta
m
bién
, m
ás concreta-
m
ente
,
por la libre circulación de capitales
. E
l siste
m
a es
m
uy
favorable al capital financiero
,
que es libre de elegir dónde ir
y condujo al rápido crecimiento de los mercados financieros
globales
. T
uvo lugar una expansión global en la que los
m
er-
cados e
m
ergentes
(
principal
m
ente los lla
m
ados tigres asticos
)
obtean resultados especial
m
ente satisfactorios
. H
acia
m
ediados
de la pasada década
, m
ás de la
m
itad del total de entradas en los
fondos co
m
unes de inversión de
EE.UU.
se destinaron a fondos
de los mercados emergentes. La crisis asiática invirtió la
dirección del movimiento. El capital comenzó a huir de la
periferia. Al principio, la inversión benefició a los mercados
financieros del centro
. L
a econo
m
ía de
EE.UU.
estaba al borde
del recalenta
m
iento
,
y la
R
eserva
F
ederal estudiaba la posibi-
lidad de elevar la tasa de descuento. La crisis asiática des-
aconsejó la aplicación de esa
m
edida y el
m
ercado de valores
se ani
m
ó
. L
a econo
m
ía disfrutó del
m
ejor de los
m
undos posibles
con i
m
portaciones baratas que
m
antenían bajo control las pre
-
siones inflacionarias internas y el precio de las acciones al-
canzó nuevos máximos, lo que hizo pensar que la periferia
podría recuperarse también, y así, a comienzos de 1998 los
mercados asiáticos recuperaron casi la mitad de sus pérdidas
anteriores
,
pero fue sólo una recuperación te
m
poral del
m
ercado
a la baja
. L
lega un
m
o
m
ento en que las dificultades en la peri-
feria no pueden ser buenas para el centro
. L
a crisis rusa puso al
descubierto ciertas deficiencias del siste
m
a bancario interna-
cional en las que no se había reparado antes
:
vicios en funcio
-
na
m
iento de los bancos
;
las operaciones bancarias for
m
an una
cadena con
m
uchos inter
m
ediarios
,
y cada inter
m
ediario influye
en los de
m
ás y a la vez se ve afectado por ellos
; E
ste co
m
plejo
sistema resultó muy desestabilizado cuando se desplomó el
siste
m
a bancario ruso
. L
a contradicción no resuelta del siste-
m
a bancario internacional es que necesita un orden político
mundial que garantice el funcionamiento de ciertas reglas de
juego, y a la vez aspira a la independencia del mercado con
relación a todas las trabas que los Estados puedan imponer.
En el vacío legal actualmente existente a nivel internacional,
no se encuentra una
m
anera de co
m
pensar las obligaciones de
un banco con las de otro
. M
uchos fondos de cobertura y otras
cuentas especulativas sufren pérdidas tan cuantiosas que deben
ser liquidados
. T
al situación se dio, en concreto
,
cuando
M
alasia
cerró deliberada
m
ente sus
m
ercados financieros a los extran-
jeros
. E
ste tipo de
m
edidas
,
cuya efectividad a largo plazo es
por ver, constituyen reacciones de un «sálvese quien pueda»
que tiende a generalizarse. Conviene destacar, con todo, que
tienen un carácter proteccionista que cuestiona el funda
m
ento
m
is
m
o del libre
m
ercado que inspira el capitalis
m
o global
. L
as
m
edidas de urgencia que se to
m
an son paños calientes
,
solu-
ciones a corto plazo
,
con el fin de evitar en lo in
m
ediato un posi-
ble colapso del siste
m
a financiero
m
undia
l. E
n esta nea es la
tendencia de la
m
ayoría de los actores del
m
ercado a reducir su
exposición en r
m
inos generales
. L
os bancos intentan frenética
-
m
ente li
m
itar su exposición
,
dis
m
inuir la proporción présta-
m
os/fondos propios y reducir el riesgo
. L
os valores bancarios
cayeron en picado y se regist una co
m
presn global del cré
-
dito, que está restringiendo el
m
ovi
m
iento de fondos a la perife
-
ria
,
pero que ta
m
bién co
m
enzó a afectar a la disponibilidad de
créditos en la econo
m
ía interna, como lo atestigua
,
por eje
m
plo
,
el cierre del
m
ercado de bonos basura
. O
sea
,
profundizar en la
toma de
m
edidas de carácter proteccionista, y ahora no ya en
países periféricos co
m
o
M
alasia o Indonesia
,
sino en el centro
m
ismo del sistema.
E
l
m
alestar y la penuria en la periferia son tan intensos que algu
-
nos países co
m
enzaron a abandonar el siste
m
a capitalista global
,
o si
m
ple
m
ente se han quedado por el ca
m
ino
. P
ri
m
ero
I
ndo-
nesia
,
después
R
usia
,
sufrieron una crisis de envergadura
,
pero
lo que sucedió en
M
alasia y en
m
enor grado en
H
ong
K
ong es
en cierto
m
odo
m
ás a
m
enazador. El desplome en Indonesia y
R
usia no fue buscado
,
pero
M
alasia abandonó deliberada-
m
ente
. L
as
m
edidas adoptadas por
M
alasia repercuten perjudi
-
cial
m
ente sobre los otros países que siguen
m
anteniendo abier-
tos sus
m
ercados financieros pues fo
m
entan la fuga de capita
-
les
. E
n este sentido
, M
alasia ha e
m
prendido una política de e
m
po
-
brecer al vecino
. E
n la
m
edida en que esa política pueda repor
-
tar beneficios a ese país
,
podría encontrar fácil
m
ente i
m
ita-
dores, por lo que a otros les resultara más difícil mantener
abiertos sus
m
ercados
. E
s el nto
m
a de la rdida de fe en un
esque
m
a en que el que el
m
undo financiero necesita creer para
que el sistema siga funcionando.
Otro factor que contribuye a la desintegración del sistema
capitalista global es la evidente incapacidad de las autori-
dades
m
onetarias internacionales para
m
antenerlo unido. Los
progra
m
as del
F
ondo
M
onetario
I
nternacional
(FMI)
dejan de
ser eficaces a partir de deter
m
inado nivel de inestabilidad
;
además, el FMI Se quedó sin dinero. La respuesta de los
gobiernos del G-7 ante la crisis de Rusia mostró sus insufi-
ciencias y su pérdida del control. Como ya señalamos, los
mercados financieros se debaten en esa contradicción: les
molesta cualquier tipo de injerencia gubernamental pero
mantienen una profunda creencia en que si la situación se
pone realmente fea las autoridades debieran intervenir. Esta
creencia resulta cada vez más insostenible en la situación
actual del capitalismo global.
Todos esos factores funcionan en conjunto para reforzar el
movimiento inverso de capital desde la periferia hasta el
centro. Es inevitable, pues, que la tensión sobre la periferia
continúe y se agudice
. L
a fuga de capitales se propagó después
a Brasil, y se puede contagiar al resto de Iberoamérica. Las
previsiones de creci
m
iento eco
m
ico global se reajustan sin
cesar a la baja, y pueden terminar en una concreción nega-
tiva. La única forma de evitar que el desplome se extienda
hasta la economía norteamericana, es una congelación de las
i
m
portaciones que son necesarias para ali
m
entar el
m
ovi-
m
iento inverso de capital
,
y el colapso del sistema financiero
global vendría acompañado de una crisis del libre comercio
internacional
. E
ste curso de los aconteci
m
ientos sólo se podría
evitar
m
ediante la intervención de las autoridades financie-
ras internacionales. Pero es más fácil de pronosticar que de
realizar. Los gobiernos del G-7 constataron su incapacidad
para abordar esa tarea. Lo que está actualmente en cuestión
es la capacidad del sistema capitalista global para proceder a
su propia auto
-
refor
m
a
,
que necesita con urgencia
. L
a situación
será progresivamente más insostenible cuanto más tiempo
se la deje deteriorarse.
E
l siste
m
a capitalista global se basa en la creencia de que los
m
ercados financieros
,
si se los abandona a sus propios recursos
,
tienden al equilibrio
. P
ero esa creencia es falsa
:
los
m
ercados
financieros son intrínseca
m
ente inestables
;
son dados a excesos
,
y si una secuencia expansión/depresión avanza hasta
m
ás allá
de cierto punto nunca volverá a su lugar de origen ni se esta-
blecerá un equilibrio
. R
esulta i
m
practicable i
m
poner una disci
-
plina de mercado, que no reporte más inestabilidad a una
sociedad
m
undial que ya no puede asu
m
ir una inestabilidad y
un desequilibrio
m
ayores que los que ya es sufriendo
. L
a dis
-
ciplina de mercado debe ser complementada por otra disci-
plina: el mantenimiento de la estabilidad en los mercados
financieros debería ser el objetivo de la política blica
. P
ero
faltan autoridades financieras apropiadas en la escena inter-
nacional. Está claro que los programas del FMI no tuvieron
éxito en la crisis financiera global; su misión y sus métodos
de funcionamiento no esn a la altura de esa tarea.
C
uando los proble
m
as financieros no reciben las soluciones ne
-
cesarias se constituyen en co
m
ponentes de una verdadera crisis
econó
m
ica
. Y
ésta trae consigo
,
inevitable
m
ente
,
una crisis social
generadora de inestabilidad y conflictos de
m
agnitud i
m
previsi
-
ble
. L
a Administración norteamericana que está a punto de
ter
m
inar su
m
andato
,
lo inició hace ocho años bajo el i
m
perativo
de afrontar las consecuencias que la crisis eco
m
ica tenía por
entonces en la propia Norteamérica. A escala planetaria los
proble
m
as no dejaron de agravarse
. E
l gran desequilibrio social
existente se expresa hoy por el dato de que sin cesar aumenta
el abis
m
o entre el
20
por ciento de la población
m
undial cuyo
status
sin cesar
m
ejora
,
y el restante
80
por ciento cuyos ingresos
y nivel de vida continua
m
ente dis
m
inuyen
. E
l logro de la Ad
m
i
-
nistración
C
linton fue transferir fuera de las fronteras de su país
gran parte del desequilibrio y la inestabilidad
. E
n ese sentido
su
G
obierno fue
m
ás una autoridad nacional proteccionista que
el órgano dirigente de un país con responsabilidades sobre la
estabilidad
m
undial
. E
l ps que dirigió de
m
ost su incapacidad
para asu
m
ir el liderazgo
m
undial que se atribuye
. E
l
m
undo se
dará cuenta de que esa potencia
,
cada vez
m
ás
,
se es convir
-
tiendo en la causa del desequilibrio y desigualdad mundial y
enemiga del progreso y el bienestar de la humanidad.
Septiembre de 2000